Andrea Longarela/ Editorial Booket/ 400 páginas/ Siete citas para Valentina/ Tapa blanda/ Comprar aquí
El amor aparece cuando menos te lo esperas. ¿Podrá Valentina dejarse llevar por el corazón y aceptar el amor al que siempre se ha resistido? Valentina lleva un vestido blanco con mucho tul y zapatos azules. Pablo la espera en el altar y, mientras camina hacia él, los invitados suspiran, un cuarteto de cuerda toca My Girl y pequeñas motas de purpurina caen del cielo. Bonito, ¿no? Pero lamento decirte que solo se trata de una de sus fantasías, porque la triste realidad es que Pablo ya no la quiere y que será Adela la que muy pronto camine hacia él para jurarle amor eterno. Por si esto no fuera poco, Valentina tendrá que asistir a la boda, y por si no te parece lo bastante humillante, ha prometido que lo hará acompañada de su nuevo y flamante novio. Aunque si pensabas que ninguna desdicha podía superar a estas, déjame que te confiese que todo es pura invención y que está sola, triste y muy lejos de enamorarse. ¿O quizá no? Puede que el amor la esté esperando a la vuelta de la esquina y aún no lo sepa.
¡Buenas mis queridas estrellas! No os mentiré, tenía mucha curiosidad de este libro y cuando empecé a leerlo, en un solo día me había leído ya la mitad. No voy a negar que es una historia que engancha bastante y que si no fuera porque me faltó conectar más con la parte masculina del libro, habría terminado siendo una historia que lograría marcarme bastante por todo lo que me habría hecho sentir.
"Siete citas para Valentina" nos cuenta la historia de Valentina, quien encontró el amor de la forma más inesperada posible y ahora, tres años después, intenta juntar otra vez las piezas rotas de su corazón que la aprisionan hasta ahogarla. Pablo ya no la quiere, peor aún, va a casarse con otra mujer que hace brincar su corazón como ella no pudo hacerlo. Y para más tragedia, Valentina está invitada a esa boda donde tiene que ver al hombre que una vez amó jurarle amor eterno a otra. Sabe que la única solución posible es encontrar una pareja que la acompañe a la boda y hacerle creer a todos que ha superado sus sentimientos y por fin es feliz. Pero no es tarea fácil y menos cuando Diego, el hermano de Pablo, ronda a su alrededor abriendo la puerta a unas emociones que ella ya tenía completamente ocultas. ¿Y si su historia no ha hecho más que comenzar? ¿Y si el capítulo que se cerró solo está dando paso a uno totalmente nuevo?
Este es un libro que no sabía que iba a leer hasta que apareció por delante mía y supe que era su momento de leerlo. Si os soy sincera, no ha sido una mala historia y hasta me ha entretenido, aunque no diría que es mi favorita de la autora. Quizá me ha faltado conocer el punto de vista de él, entender cómo se sentía en su totalidad y no solo tener la versión de ella, porque estoy segura de que las razones de Diego tenían más peso de lo que hacía verlo Valentina.
La trama me ha gustado pese a que desde el principio sabes cómo se va a desarrollar todo. Al final al ser un romance, tiene giros bastante evidentes y no te sorprende por lo general. Aun así, me ha gustado el tema que ha tratado, especialmente porque no me lo esperaba de la autora escribir algo tan prohibido como un romance así. Hay mensajes bastante potentes en esta historia, entre ellos el aprender a verte a ti y no centrarte en lo que los demás puedan ver y eso me ha gustado bastante y me ha hecho conectar mucho más con la protagonista y todo lo que ella estaba experimentando en su propio duelo amoroso.
Los personajes me han sorprendido, porque aunque el libro es antiguo, me ha encantado la manera en que se ha captado las emociones de ambos y todo lo que estaban sintiendo desde el minuto uno. He sentido el dolor y en anhelo en cada una de sus acciones y he empatizado con lo difícil que era todo para ellos. Sí que es verdad que siento que se le llama cobardía a algo que no es así, especialmente tomando en cuenta las circunstancias, pero en general es lo único que me ha chirriado. El romance ha sido muy apasionado y de esos que duelen por lo difícil que es todo, pero eso no ha quitado que me haya gustado bastante.
La pluma de la autora me gusta mucho y es que desde sus primeros libros se nota el cariño y la delicadeza con la que transmite todo. Le pone tanto sentimiento a las emociones de los personajes y a cada uno de sus crecimientos personales que es imposible no empatizar o cogerles bastante cariño. Además, en este caso que uno de los clichés es un romance medio prohibido, con más razón deseaba leerlo, porque sentía que el transfondo de la historia me iba a calar mucho más hondo gracias a eso.
Ahora os hablaré un poco de los personajes principales.
Por un lado tenemos a Valentina, nuestra protagonista femenina. Ella es una chica que siempre soñaba con los ojos abiertos con mil formas de encontrar el amor, hasta que este llegó sin previo aviso y llenó su vida de colores. Pablo lo era todo para ella, la hacía sentir segura y feliz en todos los aspectos de su vida..., hasta que llegó un día en que la magia murió. Pablo la soltó y dejó que se fuera porque ya no sentía lo mismo que al principio. Ahora Valentina está rota, siente que su corazón no es capaz de recomponerse y echa de menos el amor que una vez existió entre los dos. Pero sabe que debe recomponerse, porque Pablo se casa con su nuevo amor y ella necesita encontrar una pareja que la acompañe a la boda para que nadie descubra que sigue sin superar al chico que una vez quiso con locura. Pero entonces llega Diego a la ecuación, dispuesto a ayudarla, y ella se da cuenta de que todo eso que tenía enterrado con él empieza a salir a la luz por mucho que los dos intenten volver a taparlo. Porque, ¿qué pasa si la historia es mucho más difícil que lo que te ha contado en un principio? ¿Y si las emociones que cubren a Valentina llegan más lejos y hacen que el miedo llegue a su ser hasta no poder soportarlo? ¿Cómo se frena lo que uno siente incluso aunque sabe que ese algo debería estar prohibido?
Valentina es un personaje que de por sí es complejo y puede que haya momentos donde la entiendas y otras que no comprendas la magnitud de todo lo que siente. Hay veces donde no he comprendido por qué se complicaba tanto la vida y por qué lo enredaba tantísimo todo y otras me molestaba bastante con ella. Porque tachaba a Diego de cobarde, pero la que se lanzó a los brazos de Pablo fue ella, no él. La que tuvo una relación con la persona con la que realmente no quería estar, no fue Diego, fue ella. Todas las veces que ha pensado en sí misma y no se ha parado a incrustarse un segundo en la piel de Diego para entender por qué él era incapaz de hacerle algo así a su hermano..., eso también me irritaba. Porque es fácil hablar cuando no eres tú el que debe enfrentar una situación así. Porque estoy segura que si hubiera sido al revés y ella se hubiese puesto en esa tesitura con el hombre que ama y su hermana, eso habría sido otra historia distinta. Odio que hable de lo que Diego siente como cobardía, porque aunque en todo lo demás se entendían y adoraba su relación, en ese detalle concreto me pareció horrible que le viera así antes de preguntarse por qué se encerraba tanto en sí mismo. Si es que quizá no tenía una razón mayor para actuar así. Luego de todo eso, el desarrollo de Valentina me ha gustado, porque aunque tardase, al final fue capaz de entender lo que Diego le estaba mostrando. De que necesitaba que le enseñasen que lo que sentía, lo que deseaba, no estaba mal. Y que aunque fuera complicado, podían permitirse sentirlo, y eso ha demostrado que aunque haya tenido algún detallito desagradable para mi gusto, Valentina era la única capaz de sacarle de ese caparazón y dejarse amar por fin.
Por otro lado tenemos a Diego, nuestro protagonista masculino. De él no os puedo hablar demasiado ya que lo que os cuente puede ser considerado spoiler porque no tiene punto de vista. Así que os contaré un poco sobre él y mi opinión general del personaje.
Diego es un personaje que se ha ganado mi empatía desde el minuto uno en que demostró que para él la felicidad de su hermano iba por encima de cualquier otra cosa. No lo puedo evitar, ver a alguien querer hasta tal punto a su familia que decide su felicidad por encima de la suya propia hace que me conmueva y me den ganas de llorar y abrazarlo. Porque su situación no es nada fácil y aun así siempre encuentra la manera de sonreír y hacerle ver a su hermano que no tiene que preocuparse por nada, que puede vivir sin remordimientos y siendo feliz con la vida que tiene. Me ha dolido porque no me gustó que le tachasen de cobarde, que le hicieran ver que el motivo por el que no avanzaba para conseguir a la mujer que amaba era algo tan simple como "no atreverse", cuando la situación es complicada a unos niveles exagerados. Valentina tuvo que hacer eso con su mejor amiga, sí, pero no es comparable a hacerlo con un hermano que para colmo tiene un sentimiento de inferioridad hacia ti que hace que sienta que nunca va a conseguir nada porque lo hará su hermano primero. Lo que Diego hace es triste, pero porque antepone la felicidad de quien más quiere antes que pensar en tomarla él aunque eso suponga ser feliz y hacer infeliz a su hermano. Y duele porque realmente ese es uno de los actos de amor más sinceros que hay en el universo. Por eso no comparto la opinión de que eso es cobardía, porque no lo es. Porque la única cosa que impide a Diego dar el salto no es negarse a sí mismo que la ama o un tema de orgullo, no, es proteger el corazón de su hermano pequeño para no volver a dañárselo sin darse cuenta. Y eso, digan lo que digan, no es cobarde, es la demostración de que Diego ama a su hermano por encima de todas las cosas. Incluso de sí mismo.
En resumen, "Siete citas para Valentina" es un libro que no me esperaba leer en este momento y que ha llegado a mí en el idóneo, porque me ha gustado mucho. No es mi favorito de la autora, pero sí siento que es el más complejo que ha escrito hasta ahora por los temas algo prohibidos que toca en este libro y que los aborda con mucha delicadeza. La trama es cliché, pero aun así me ha encantado. Sabes lo que pasa desde el principio, pero me ha gustado el desarrollo que tiene y la evolución que toma para enseñarnos que a veces tenemos por costumbre buscar la aceptación de todo el mundo, hacer ver que estamos perfectos... Y a veces tenemos que aceptar algo tan sencillo que está bien no estar bien. Que está bien no recibir la aceptación de todas las personas que nos rodean. Porque la aceptación más primordial es la que nos damos nosotros mismos. Así que personalmente ha tenido un crecimiento notorio y eso me ha gustado en lo personal. Los personajes son muy complejos emocionalmente hablando y eso me ha gustado bastante, porque pocas veces encuentras en un libro a dos personas que sientan algo tan cuestionable y que deban luchar contra él, haciéndolo ver como algo imposible, algo tabú que no debe siquiera sentirse. Me ha gustado porque lo he visto profundo, lleno de muchas cicatrices y, sobre todo, algo real. Me ha encantado la conexión que tenían entre ellos, el crecimiento que toman y que en ningún momento te haga pensar que la historia está tomando un mal giro. Sí que es verdad que la protagonista me molestó en algún momento determinado, pero fuera de eso, ha sido una sorpresa muy agradable de lectura. El romance me ha parecido muy sentido, de hecho es de esos que sabes que te van a desgarrar por lo imposible que se ve todo y lo difícil que es cuando las circunstancias no acompañan a tener ese final feliz. La pluma de la autora me ha sorprendido, porque a pesar de que el libro tiene sus años y es viejito, incluso entonces escribía muy sentido y bonito. Me ha calado hondo ver la profundidad de sus emociones, cómo es capaz de captar hasta el más mínimo detalle y darle forma como si fuera una dulce caricia o un abrazo reconfortante.
¡Y eso es todo mis pequeñas estrellas! Contadme, ¿habéis leído ya esta novela? Si es así, decidme qué os ha parecido a vosotros en los comentarios.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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